Se trata del relato de un compañero de vuelos, en su experiencia con el curso de piloto instrumental (IFR) que recientemente ha superado con gran éxito y gran satisfacción.
Es un curso duro, donde el salto en conocimientos de navegación, procedimientos y en manejo del avión es enorme.
Creo que transmite muy bien lo que para nosotros, los que hemos realizado el curso y pasado por las manos de sus instructores, significa la superación de este gran paso y la compañía a la que nos honramos de pertenecer.
Espero que lo disfrutéis tanto como yo.
"Aunque había entrado en Air Bilbao el 2 de noviembre de 2010 y finalizado
el curso VFR el 6 de marzo de 2011, no me había decidido a realizar el
siguiente, el de IFR, ya que lo consideraba tremendamente complicado, puesto
que a pesar de llevar más de 500 horas en IVAO pilotando aviones como el ATR,
el 767 y el 747 entre otros, la realidad es que volaba de la forma más
automatizada, que es programando la FMC y una vez en el aire conectar el piloto
automático y dejar que el avión volara sólo, hasta casi llegar a la pista.
Esa forma de volar, me obligaba en algunas ocasiones a tener que abortar,
cuando por el OJO veía que de pronto aparecía algún ATC, motivado porque
cualquier cambio que me hiciera, no hubiera sabido realizarlo correctamente y
también me costaba colacionar. Por dicho motivo, cuando tenía que hacer un
vuelo, lo primero era mirar que no hubiera controlador en el aeropuerto de
salida ni en el de llegada, además de hacerlo a primera hora de la mañana de
los sábados y domingos, cuando había poca actividad.
Llegó un momento en que me dije que ya tocaba al menos intentar dar el
paso siguiente para ser Piloto Instrumental de Air Bilbao, por lo que finalicé
los 20 vuelos exigidos en VFR y me apunté a la convocatoria.
Por eso todavía tengo
presente con gran ilusión y nerviosismo por no estar a la altura, la fecha del
9 de enero de 2012, día en que se inició el curso IFR junto a Antonio Jiménez,
José Antonio Martín y Rubén Muñoz. El instructor que se encargaría de nuestra formación fue David Madroño.
Ese día ya empezaron los
envíos entre nosotros de correos con temarios, preguntas, respuestas, dudas,
etc.
Recuerdo que para enviar las respuestas a lo que se nos pedía, tardaba
horas y horas. Mirando por el temario, rebuscando por internet, etc.
En ocasiones tardaba más de 6 horas en poder contestar a un cuestionario.
La verdad, mentiría si
dijera que ha sido fácil. En realidad para mí ha sido duro, muy duro, y en un
par de ocasiones pensé en tirar la toalla por mi torpeza, pero con ayuda seguí
adelante.
Las prácticas de los domingos por la noche generaban en mí grandes dosis
de nerviosismo, llegando a estar literalmente “pegado” al yoke, y en tensión.
Pero poco a poco, aquello que se me iba resistiendo fue cediendo
paulatinamente, y lo que al principio, cualquier cosa nueva era una
montaña, iba pasando a ser una colina y luego algo más llano.
Así, poco a poco aprendí a Interceptar radiales, volar QDM y QDR, volar
arcos DME, hacer circlings, realizar esperas publicadas y no publicadas… uffff
las esperas, sobre todo las no publicadas, las horas y horas que he hecho de
prácticas para poder hacerlas medianamente bien.
Cuando David vio que ya estábamos lo suficientemente preparados, nos
convocó para la prueba final y el domingo 25 de marzo llegó la hora de la verdad:
el examen. No voy a negar que al inicio estaba muy nervioso, es más, se me
debió notar… y mucho, pero una vez en el aire ya me tranquilicé e hice el
recorrido entre el aeropuerto de origen y el de destino, según el FP, el cual
no puedo desvelar al tratarse de un examen.
Y como todo esfuerzo tiene su recompensa, conseguí aprobar y ahora aún me
queda mucho por aprender y muchas prácticas que realizar para ir puliendo
detalles.
Desde aquí quiero dar las gracias principalmente a David Madroño por su
paciencia y dedicación, que a pesar de que actualmente tiene poco tiempo libre,
se lo quita de poder volar y domingo tras domingo estaba allí, con nosotros
haciéndonos sudar la gota gorda. Es muy exigente, es cierto, pero de esa forma
es como se aprende de verdad.
También las doy a Angel Balanyà, que cada semana también estaba presente
para valorar nuestras maniobras y hacernos las correcciones al finalizar las
sesiones del domingo, y a todos los demás instructores, que el día
del examen nos estaban apoyando, así como a como a Rafa Fonseca, son sus limas
del número 4 que por suerte no tuvo que utilizar demasiado.
Otra mención especial para mi compañero de fatigas Antonio Jiménez, con
el que hemos realizado casi a diario prácticas, quedando a las 8:30 de la
mañana, hasta aproximadamente las 11:30 horas. La verdad es que aprendíamos
mutuamente y lo que no se le ocurría a uno se le ocurría al otro. Esas
prácticas nos hacían rectificar lo que habíamos hecho mal en la sesión del
domingo. También destaco su apoyo cuando estaba bajo de moral.
Y como no, un recuerdo también para otros dos compañeros del curso:
Rubén, el primer piloto de Vueling que ha realizado con éxito el examen IFR y
José Antonio Martín, que por motivos técnicos nos tuvo que abandonar al poco de
iniciarse el curso.
Más miembros de Air Bilbao han estado allí apoyándonos y dando sus
consejos, pero ya he perdido la cuenta y si empiezo a nombrar alguno, me
dejaría a otros en el tintero, con lo que simplemente un gracias a Air Bilbao
por haber conseguido que ahora ya sepa volar un poquito mejor. Gracias porque
ahora cuando vea un ATC no me desconectaré, sino que podré hacerlo bien, e
incluso si veo alguna orden que no sea coherente podré darle mi opinión como
piloto.
Espero que estas líneas sirvan para los futuros alumnos, tanto de VFR
como de IFR, con mi consejo de que pregunten todo lo que no entiendan, que
practiquen una y otra vez, que de los errores se aprende, y que sepan que si
los instructores son tremendamente exigentes, es porque quieren que los pilotos
de Air Bilbao sean la élite de IVAO. Y que sepan que si yo he conseguido
aprobar, cualquiera puede hacerlo.
Realmente un curso así no tiene precio."
ABB126-Leandre Avellaneda
Piloto Instrumental